Pragelato es un encantador pueblo de montaña situado a unos 1.600 metros de altitud, apreciado tanto en invierno como en verano por su belleza natural y por su fácil acceso desde Turín. Su nombre procede del término piamontés Pragelà, que significa “prado helado”, una clara referencia a las frías temperaturas que caracterizan la temporada invernal.

El apartamento forma parte de un edificio de los años 80 que, antes de la reforma, presentaba varios problemas: escasa aislación térmica en paredes y carpinterías, presencia de humedad y el uso de materiales de baja calidad en suelos y acabados.

La necesidad de mejorar la eficiencia energética y el confort habitacional llevó a los propietarios a emprender una renovación completa del inmueble.

Entre las intervenciones realizadas destacan la instalación de una solera ligera aislante, la construcción de trasdosados interiores de madera, la incorporación de una estufa de pellets con sistema de ventilación forzada para distribuir el calor de manera uniforme, así como la sustitución de radiadores y carpinterías, ahora de madera con triple acristalamiento.

El mobiliario y los revestimientos reinterpretan, con variantes personalizadas y detalles de diseño, el estilo tradicional de las casas de montaña, acentuado por los cálidos tonos de la madera. Para las boiseries y los frentes de cocina se eligió abeto viejo recuperado (procedente de la demolición de antiguas cabañas), lo que aporta un carácter auténtico y sostenible a los espacios. En los suelos del salón y el dormitorio se optó por parquet de roble, garantizando elegancia, durabilidad y calidez visual.

La cocina, diseñada a medida, se integra perfectamente con las boiseries y la puerta, apareciendo como un refinado bloque de madera. En su interior se creó un nicho (encimera y salpicadero) revestido de Gneis Diorítico o Pietra di Perosa, una piedra local que se combina de manera armónica con el abeto viejo, generando un contraste material y cromático muy sugerente.

En el baño, el mobiliario fue diseñado a medida para optimizar el espacio y garantizar la máxima funcionalidad: un mueble de madera integra el lavabo y oculta la lavadora, manteniendo líneas limpias y una atmósfera ordenada y coherente. El uso de la madera, tratada con acabados hidrófugos, introduce una nota cálida que equilibra la presencia mineral de los revestimientos, creando un ambiente acogedor y funcional.